Buenas amig@s como siempre acudo al rescate de mi olvidado blog meses después de publicar la última entrada. La verdad es que es la primera vez que escribo algo desde mi retorno a las galias, debe ser que pensar en francés me reblandece la masa gris y no se me ocurren las palabras o simplemente puedes ser por mi mítica puta vagancia. No me enrollaré más, ahí va:
Esta historia que os voy a relatar esta basada en hechos reales y en mi lamentable memoria, sin embargo para mantener el anonimato de las personas, me reservo el derecho de cambiar los nombres de los protagonistas del relato.
Sinceramente, no recuerdo muy bien el motivo para que Charly de la Jente, Varrio, Cadur y Pipo decidieran pasar una alegre noche de fin de semana en Gijón, quizá simplemente estaban aburridos de Santander, quizá hubo un evento de importancia que motivó la organización de la expedición... Sea como fuere, nuestros protagonistas, decidieron rutear hasta la noche gijonesa.
No recuerdo exactamente el año de esta historia, solo puedo decir que fue el año que "Héroes del silencio" se volvió a reunir para hacer una última gira y esto lo sé porque viene muy a colación de esta historia.
Siguiendo con el hilo de los hechos, nuestro amigos llegaron a Gijon, y una vez situados y aparcados en la ciudad, emprendieron la búsqueda del algún garito donde poder comenzar a sidrear. Ya sabemos todos, que lo malo de ir a un sitio nuevo que no conoces es la indecisión de hacia donde ir, en que garito parar, etc... Esta ocasión no fue una excepción y como si estuvieran guiados por la ley de Murphy conocieron algunos de los peores antros de Gijón y de Cimadevilla en concreto.
Sin embargo nuestros protagonistas no cedieron al desaliento y activaron el protocolo estandar para empezar bien la noche y dejar de dar bandazos: "necesitamos un garito donde nos pongan gasolina y ya después improvisamos", ante semejante ideaza nuestros protagonistas comenzarón su noche.
La noches transcurrió mayormente como suelen transcurrir muchas noches, historias, anecdotas, sidras, nuevas amistades de una sola noche, birras, chicas, colegas de la cola del baño, cubatas,... En fin no os hablo de nada nuevo.
Pasadas las horas el grupo se comenzo a dividir, ya que Cadur el responsable de la conducción al día siguiente y persona juiciosa como la que más decidió irse a dormir, debido a la enorme tarea que debía llevar a cabo a la jornada siguiente. Creo recordar que había un quinto miembro de expedición que se fue a la misma hora que Cadur al coche (o algo de ese tipo me quiere sonar).
Total que para lo que nos ocupa en estos momentos, la noche siguió para Pipo, Varrio y Charly que decidieron alargar la noche para dejar descansar óptimamente a su conductor (todos sabemos que ese fue el verdadero motivo y no otros :-o).
Por contra, todos sabemos que llegadas ciertas horas de la noche, los bares comienzan a cerrar y si estas en una ciudad desconocida normalmente por desconocimiento, la noches suele acabar más pronto. Luego una vez cerrados los bares de la zona donde "acamparón" los protagonistas, la noche agonizó para ellos. Además a esas horas de la madrugada, como todos sabemos, comienza la denominada "papa" y nuestros héroes con los ojos inyectados en comida buscaron alguna bocatería abierta, con tan mala suerte que la más cercana (segun les dijeron) estaba a una distancia a considerar. Más ellos no conocían el miedo y se dirigieron al establecimiento. Unos cuantos minutos despúes llegaron y arrasaron con toda la bollería de la tienda, sobretodo si tenía chocolate. Tenían viandas para llegar hasta París y volver, por lo que optaron por el típico "bah nos lo vamos comiendo de camino".
Lógicamente hizo acto de presencia el refranero español en forma de "se llena antes el papo que el ojo" y nuestros tres actores iban dejando trozos de empanadilla en las obras como regalo para el obrero al que se le olvidase el desayuno (no intentéis encontrarle mucho sentido).
Andaban ellos tan felices repasando la noches, comiendo sus bollos y riéndose a carcajadas cuando al llegar a una calle encontraron un garito con evidentes signos de gran animación para esa hora. Charly y Varrio se miraron y al instante supieron que iban a intentar entrar en el garito. No en vano, ambos han formado una de las duplas más grandes y exitosas de la noche Santanderina, podríamos estar hablando de los Oliver Aton y Tom Baker santanderinos, de los Jordan y Pippen de la noche, en fin, unos mitos en lo suyo. No me olvidó de Pipo, aunque su reacción mas bien de asumir que la noche todavía no había acabado.
Así pues emprendieron rumbo al garito en cuestión cuando a Charly, perro viejo, se le pasó por la cabeza que este tipo de bares a esas horas suelen tener un precio de entrada bastante alto, y para despejar todo tipo de dudas, comunicó a sus compañeros su idea y actos.
No tardó en oírse su característico "oye jefe", su tradicional y entrañable entradilla para compadrear con la gente.
- Oye jefe! Sabes si en este bar hay que pagar para entrar y cuanto hay que pagar¿?. Fue la pregunta que realizó nuestro Charly al primer camarada que encontró.
La respuesta que escucharon los tres fue un tanto extraña, ya que con un evidente tono burlón y un poco chulesco, el tipo les contestó: "tío yo ahí no he pagado nada, ni la entrada ni las copas" mientras se le dibujaba una pícara sonrisa.
Parcialmente anodados por lo que habían escuchado, Pipo, Varrio y Charly se mirarón extrañados y volvieron a mirar al tipo. Un tío de unos cuarenta largos, con pelo rizados, un jean y chupa vaquera.
Mi memoria no es muy precisa en lo que sigue a continuación pero creo que una visión muy aproximada de lo que allí ocurrió.
El momento de cierta tensión allí existente se rompió con una dubitativa sentencia de alguno de nuestros héroes (no recuerdo bien quien de ellos): "coño este no se parece a Bunbury".
Los tres se miraron entre ellos y luego miraron al desconocido que sonreía discretamente en un segundo plano.
Y efectivamente, amigos, nuestros protagonistas tenían delante a un tío que se parecía al mismísimo Enrique Bunbury. Sin embargo algo no iba bien entre ellos, Charly y Varrio mantenían algún tipo de disensión allá arriba "joder macho que es Bunbury" decía uno, "que va tío, no, imposible" decía el otro, a lo que respondía el primero "es cierto , es imposible no es".
El recuerdo que ahora me viene a la mente es un Pipo ligeramente alejado observando la escena con unas evidentes ganas de irse a dormir, la dupla Charly-Varrio discutiendo sobre la identidad del desconocido y este, sonriendo circunspecto ante la escena.
En un momento dado del sainete Varrio y Charly se dirigen al desconocido y le vuelven a preguntar... "pero tío, eres Bunbury de verdad¿?". Nuestro desconocido sigue riendo y vuelve a contestar afirmativamente. Sin embargo nuestros protagonistas no están en las mejores condiciones para discernir si están ante el verdadero Bunbury y es cuando se les enciende una lucecita y le piden el DNI al caballero allí presente. Ni corto ni perezoso, el presunto Enrique Bunbury saca su DNI y se lo enseña a nuestros protagonistas "Enrique NosequedeCual", confirmado, están delante del mismísimo Enrique Bunbury.
Comienzan las presentaciones "bueno Enrique, este es Varrio y yo Charly", "encantado" "un placer", charlamos amistosamente sobre su música, le confesamos que no somos grandes fans, él responde que se da cuenta a tenor de los anteriores sucesos, nos cuenta que esta en Gijon porque le gusta y para desconectar un poco (en fechas posteriores nos enteraríamos que acababa de tocar días antes en Zaragoza un doble concierto por la gira de Héroes). Seguimos departiendo alegremente con él, de repente aparecen por la otra acera un grupo de féminas, nos giramos los tres muy románticos, y cada cual le decimos nuestros propios piropos, se va el grupo de féminas castigandonos con el látigo de la indiferencia. "Bueno tampoco eran para tanto" apostilló Enrique para aliviar nuestra derrota, pero yo le contesto Enrique tío "en tiempos de guerra todo agujero es trinchera"; Bunbury se parte el ojete con esa expresión y lo atestigua con un "que buena tío".
Volvemos a nuestro dialogo de besugos, Varrio un tipo muy JEVI y muy yonki de Maiden, le pregunta acerca de Paul Dickinson (ya se que es Bruce, pero yo siempre decía Paul). Bunbury le confiesa que le gusta y Varrio asiente satisfecho, pero en vez de dejarlo ahí, el bueno de Bunbury apostilla que lo último en solitario de Dickinson no le gusta.
A Varrio se le inyectan los ojos en sangre y espeta lo más respetuosamente que puede un "por ahí vas mal Enrique". Enrique un tío sabio y que ya conoce a sus nuevos amigos, hace una envolvente y matiza "no me gusta en el sentido de que es más de lo mismo, no cambia la esencia de lo que hizo en Maiden" y Varrio no se si entendiendo o no lo que le dijo, acepto la hipótesis de su maño amigo.
Así van transcurriendo los minutos, Bunbury preguntándonos de donde sois, por que estáis aquí, etc y nosotros preguntandole acerca de Maiden, Sabina, Los secretos, etc... Sin embargo la noche tocaba su fin, empezaba a amanecer, había síntomas de frío en los protagonistas, así que deciden dar por terminada la noche, no sin antes conmemorar el evento con una pertinente foto.
Charly le deje su antiguo Motorola V3 (que gran móvil por cierto) a Pipo para que realice la foto y ponga epílogo a la gran noche Gijonesa que pasaron...
... todavía hay más amigos y es que el amigo Pipo haciendo gala de una inutilidad extrema no consigue hacer la foto y lo peor es que se lo calla. Cuando llegan al coche, Charly y Varrio se disponen a ver la foto cuando se dan cuenta de que NO está. Pipo obvió mencionar cuando hacía la foto que le ponía memoria insuficiente y el hombre, con ganas de irse a dormir decidió que era mejor decir "Ya está" que buscar algo que borrar para hacer una señora foto en "EL DIA QUE BUNBURY NOS CONOCIO".
PD: Como ya he mencionado, esta historia basada en hechos reales, nace de las limitaciones de mi memoria, y es probable que las conversaciones no sean 100% fidedignas, sin embargo, la esencia y el mensaje transmitido en aquella noche queda plasmado en el texto.