Los arboles siempre miran a la luna, siempre miran al sol, son seres vivos.
Las leyendas son historias que dicen que no son verdad, que son fantásticas, pero que polisemia mas bonita la de "fantástica" verdad? Vosotros con que acepción os quedaríais para designar a una leyenda? "Fantástica" de irreal, de quimérica, imaginativa o "fantástica" de magnifica, de excelencia ?
Cuenta la leyenda... que cuando el suave viento que acariciaba las montañas de la sierra de Cabuerniga se llevo la ultima nube, el viejo roble sintió la claridad de la ultima luna llena del solsticio de verano y todo su tronco se estremeció.
En el otro extremo del mundo, una haya parecía querer conservar todas sus hoja a pesar de la inminente llegada de su invierno.
La Luna, esa estrella que se muestra altiva y cambiante durante su ciclo a veces creciente y a veces menguante. Extraño influjo en la Tierra, las mareas, los hombres lobos, pero sobretodo la magia de convertir ciertas oscuras noches en bellos días.
Era una noche compartida en la que, Roble y Haya vieron a Luna al mismo tiempo, sintieron la cautivadora belleza, el magnetismo, la plenitud de Luna, y bajo la atenta compañía de las Perseidas, recordaron el tiempo en el que en otro, mundo, o quizá otra vida, rieron, lloraron, y vivieron aquella historia, su historia.
Aquella tarde en el estanque, aquel helado en la bahía, aquella cena en la terraza bajo la estrellas, aquella noche delante de la chimenea, ese desayuno en la cama a pesar de que hubo que cambiar la sabanas, aquella maraton de Netflix, aquel paseo por Central Park, aquel larguisimo viaje en coche, la aurora boreal, aquel verano en la Patagonia, y aquel invierno, la aridez de aquel desierto, el frío viento de las montanas del Himalaya, el agua clara de los arrecifes de coral, pelar las patatas de la tortilla juntos, la declaración de la renta! te imaginas, hasta la declaración de la renta.
Su historia estaba llena de momentos mágicos o quizá solo de momentos que se convertían en mágicos por obra y arte del uno y el otro. Pero, sobretodo, cuando se alejaban de las luces de la sociedad y miraban las estrellas, porque mirando las estrellas soñaban con sus locas ideas, planes y fantasias que siempre convertían en realidad.
La Luna nunca fue ajena a aquellos sueños, y por eso cuenta la leyenda que quiso darles la oportunidad de darles un día mas y por eso se mostró al completo y les regalo un día mas cuando solo ella podía, por la noche.
Nadie a ciencia cierta supo que paso, pero algo paso, y nadie fue nunca mas el mismo en esta historia.
Y sin embargo, aquella Haya siguió negandose a perder todas sus hojas, a dejarse ver desnuda y vulnerable, y se quedo en un eterno verano solo perturbado por la cíclica luz de la Luna.
El Roble siguió, frió e impasible, desde su atalaya montañosa que le proporcionaba su ansiada seguridad y su innegable aislamiento.
Cuenta la leyenda, que las leyendas no son mas que historias inventadas.