jueves, 3 de febrero de 2022

Nico

Hay momentos en los que tomas conciencia de lo efímero que es vivir, y de lo aleatorio que es este concepto que es la vida. 


La vida de un amigo, de un hermanito, de un camarada, de esos extraños compañeros que haces en la vida, pero que tristemente ya no está con nosotros. 


Y es que ya no te voy a volver a ver más, te has ido. También has descansado, estabas sufriendo demasiado y no te lo merecías, has tenido una buena vida, por tanto creo que teníamos que ahorrarnos hacerte sufrir más por nuestro egoísmo. Pero duele y más estando yo a 10.000km de distancia. Creo que sabías lo que te quería pero siempre me quedará una duda, la duda, si en esa última mirada cuando supiste que te ibas a dormir definitivamente, me buscaste pero no me encontraste. Quiero creer que me buscaste, pero si así fue, no me encontraste, y eso me hace sentir mal. Aunque quiero creer que en cierto modo sabías que soy un espíritu aventurero y que por eso desde hace 8 años, nos veíamos a cuentagotas, y entendiste porque no estaba allí... pero me duele. Creo o quiero creer que la verdad es que cuando nos despedimos en navidad ambos sabíamos que era una despedida final. Nos conocíamos los suficiente para saber que tu falta de energía era un síntoma claro del deterioro que estabas sufriendo. Pero me duele, no estaba allí. 


Es difícil imaginarse que voy a llegar a casa y no vas a estar ahí, saltando sobre mí como si quisieramos bailar un vals, o en tu modo alfombrita, poniendome ojitos y meneando el rabo. Esa ilusión de saber que nunca fallabas. Me duele pensar que voy a tener ese vacío cuando vuelva a casa. 


No sé con quién voy a perderme por "el bosque" o "el rio" para dar un paseo o una carrerita. Tu siempre querías salir y yo siempre remoloneaba, eramos una mezcla perfecta. 


No sé quién me acompañara por aquellos montes sin más demanda que un poco de agua (aunque supieras que siempre compartíamos todo). 


No sé a quién voy a molestar para que venga a darme mimitos, y aunque esté plácidamente dormido, se levanté y venga a tumbarse a mi lado. 


No sé de quien me voy a enamorar cada vez que apoye su morro en la parte interior de la pata y me miré con cara de "destilo entrañabilidad, achúchame".  


En realidad, no sé muy bien cuanto y como te voy a echar de menos. Sospecho que un monton. Y que a pesar de que odiabas las fotos, me aceptaste y posaste con paciencia infinita y aun así, sé que has tenido una vida de cine, que la has disfrutado al máximo, pero es inevitable me duele. 


Has sido tanto, mi hermanito, mi compañero, mi camarada, mi nico, mi nicolasito, mi nicolao, mi nikolaevich, mi perruno, mi pitufillo, mi alfombrita... que me duele pensar lo que te voy a echar de menos. Pero sabes qué? Ya te hablé de él, y a sabes que he encontrado otro compi genial de aventuras, es también mi pitufillo, mi perruno, mi alfombrita, mi manolito, mi susiño. Y te prometo que voy exprimir hasta la última milésima de segundo con él tanto como contigo. Porque quiero que en el palco de los perretes cuando os junteis os tomeis unas birras perrunas hablando del lila de compi humano que os tocó y que a pesar de sus multiples fallos, pues bueno, era buena gente y lo pasasteís genial con él. 


Te acuerdas de aquellos abracitos que nos dabamos tumbados en el cesped? Pues te mandó ese, pero con la dosis más grande de achuchon y amor que puedo. 


Hasta siempre Nico.